La ética profesional en la educación

Hablar de ética profesional en la actual sociedad, para muchos suena extraño ya que ni siquiera conocen el término, peor aún el concepto. Es que la deontología ya pasó de moda y se enterró hace algunas décadas.

Refrescare un poco la memoria al explicar de qué se trata esta ciencia. Dícese del conjunto de normas y valores que rigen el actuar de los profesionales, empleados y trabajadores en una organización. Su orientación se base principalmente en los valores universales que poseen los seres humanos (responsabilidad, respeto, discreción, etc.), aplicados de forma directa al entorno laboral, principios que se deben reflejar principalmente en su actuación (Recursos Humanos TV, 2019).

Me referiré concretamente a la Educación Superior y a lo audaz de los Master y PH que conformar el accionar científico y docente de las universidades escalando profesionalmente a costa del sacrificio de los jóvenes tesistas. Por su puesto, hay gratas y nobles excepciones.

Hablemos de las famosas tesis de grado de tercer nivel. Es tal la desfachatez y falta de ética profesional, que mientras los jóvenes se vuelven los ejecutores de las famosas investigaciones científicas, los científicos investigadores (maestrantes y doctorantes) ¡Entre comillas!, simplemente son compiladores y presentadores de la información obtenida por los tesistas. Se entiende y se está claro que es una investigación científica, como se la ejecuta, y como puede ser apoyada. El asunto radica en que los probos intelectuales no aportan absolutamente en nada a la investigación, simplemente son redactores o plagiadores de la información.   

Esto es tan conocido, pero lamentablemente el silencio es la paradoja de muchos hasta lograr el título profesional. Si esta clase de científicos formar a nuestros jóvenes, entiendo el por qué nuestras universidades se ubican en tan bajos niveles a escala mundial.