Desde el año 1987 el mundo trató de hacer un pacto de cara a los desafíos que trae consigo el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la amenaza contra en suelo y los océanos, insertando la definición de “Desarrollo Sostenible”, con la armonía entre lo económico, social y ambiental. Luego, es el año 2015 donde la alianza se fortalece con la Agenda 2030 y la inclusión de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que han determinado la estrategia de toda la humanidad para alcanzar el tan ansiado desarrollo.
Hecha esta introducción nos enfocaremos en la denominada “Economía de la Dona”, la misma que lleva su nombre por la semejanza de su modelo a la famosa rosquilla, que contiene dos círculos, uno vacío y el otro relleno que gusta mucho a los amantes del dulce.
La base de esta propuesta escrita por Kate Raworth evoluciona la sostenibilidad, el primer círculo interno se construye a partir de los derechos sociales como: comida, educación, salud, voz política, agua, vivienda que son algunos de los 12 citados. Y en el borde externo están los límites del planeta, acidificación de océanos, contaminación de aire, conversión de ecosistemas, destrucción de la capa de ozono, entre otros.
Para que la “Dona” se efectivice se requiere ir hacia un modelo económico, distinto donde el decrecimiento sea la prioridad, partiendo de la evolución del mercado basado en el no crecimiento agresivo, romper las desigualdades, eliminar al PIB como base para el desarrollo y lo más importante buscar la solidaridad con el otro, pensando en el colectivo y dejar de lado la actual prioridad individual.