En ocasiones se han producido, y se siguen dando, debates y porfías por el uso de los juegos pirotécnicos. Sobre este tema hay dos posiciones marcadas: por un lado, quienes defienden su utilización aludiendo que forman parte de la historia, el folklore y la fiesta de los pueblos, y que su prohibición atenta contra los derechos de manifestar un estado de ánimo. Por otro lado, quienes señalan el inconformismo ante el uso de este tipo de insumos, señalando que de por medio está el estrés que generan en personas de edad avanzada, en niños y en animales, además del pánico de quienes sufren de autismo o enfermedades similares.
En medio de esta polémica que hemos visto volver tras la reanudación de ciertos actos festivos, es necesario explicar que ni el folklore, la fiesta o la historia a la que hacen mención quienes defienden su uso, puede tener tanto peso para justificar el empleo desmedido de los juegos pirotécnicos. Hoy disponemos de más información que décadas o siglos atrás, solo es cuestión de mirar para saber qué efectos puede tener cierta práctica de antaño, y ante ello realizarla, disminuirla o desterrarla. Somos una civilización totalmente privilegiada en conocimientos, por tanto, antes de entrar en discusiones deberíamos acercarnos a una base de datos científica, son fáciles de leer. Esta recomendación es para personas naturales y también para autoridades.