Faranduleros y payasos a la Asamblea

La actual concepción de Estado está elaborada de tal manera que todas las entidades están hechas para mantener ese Estado corrupto, ese Estado represivo en beneficio de unos cuantos.

Mucho se ha hablado de que a la Asamblea debería ir gente preparada que sepa lo que hace, gente probada que en un actuar transparente rinda cuentas al Estado de las leyes que se fomentan desde el segundo poder del Estado en favor de la gran mayoría de ecuatorianos; sin embargo, la realidad y la historia nos han mostrado otra cosa diametralmente opuesta. A la Asamblea va gente sin criterio, bailarines, payasos, faranduleros y algunos otros que a duras penas saben leer. ¿La razón? Una sola: las élites de este país no podrían gobernar sin la “ayuda” de esas personas que son imprescindibles para mantener el estatus quo. Esas personas por unas cuantas monedas o cuotas hacen y dejan pasar las leyes que enriquecen exorbitantemente a unos cuantos, empobreciendo abrumadoramente a las mayorías.

El Ecuador como Estado es un compendio de leyes absurdas que en una sociedad de derecho serían un retroceso de siglos en la convivencia humana. Por poner un solo ejemplo, la ley de bancos es un robo descarado y a la luz del día a todos los ahorristas; sin embargo, hasta la fecha nadie pone orden a ese robo legal que los banqueros cometen contra sus usuarios. Lamentablemente, les ampara el cobijo legal del Estado corrupto.

Así es como obran los estados constituidos. Entonces pasan leyes como la llamada “Ley humanitaria” que va en contra de los ecuatorianos, pero allí está la Asamblea para aprobar todo tipo de basura. Es una forma de comprender, porqué las élites buscan esa gente para sentarlos a alzar la mano en la Asamblea Nacional.