Esencia de vainilla

La identidad es la relación que tiene una persona consigo mismo, es la relación más duradera que tendremos en la vida. No solo son los rasgos que nos caracterizan y nos distinguen de los demás, sino también es cada cosa que soñamos, cada cosa que logramos, cada cosa que queremos aprender e incluso las cosas que evitamos hacer.

A los jóvenes se nos cuestiona bastante nuestra identidad. Las personas adultas a la hora de juzgarnos pareciera que olvidan que ellos también cometieron errores y que al igual que nosotros, también les costó encontrar sus metas, sus objetivos.

Tenemos creencias a las cuales defender, anhelos a los cuales llegar y todo eso lo haremos con nuestra propia esencia que, sin duda, va a seguir siendo muy cuestionada. Pues no es siempre una esencia dulce y cálida, a veces es fuerte y deja marca; ya que como jóvenes sentimos la necesidad de encontrar lo que somos o quienes somos en realidad.

Para nosotros es importante encajar, ser parte de algo, pero debemos tener mucho cuidado; no solo porque los adultos nos verán siempre como personas a las que les falta madurar, con la frase típica: “Así mismo son, muchachos todavía”. Si no también, por los grupos de amigos y no tan amigos, que a menudo nos ponen a prueba. Debemos formar un buen criterio, querernos lo suficiente y no olvidar la esencia que vamos creando.

Hemos tenido la mentalidad de creer que lo diferente es malo, pero en realidad es todo lo contrario, es lo que nos representa, es nuestra pequeña esencia de vainilla, no a todos les va a gustar y eso es lo mejor. Para recordar quien eres es necesario olvidar lo que los otros te dijeron que eres.