Los problemas de un proyecto no se resuelven aislándolos, sino considerándolos parte de un problema de mayor alcance llamado “entorno”. A los proyectos complejos se los llama “sistemas”, por las múltiples actividades relacionadas que ahí se realizan. Un sistema proyecto para que sea estable debe estar en equilibrio con el entorno; si el entorno cambia, el proyecto cambia, si no lo hace podría fracasar, incluso desaparecer.
El entorno se lo puede subdividir en varios entornos: Político, permite entender las prioridades de los gobernantes de turno, nivel de burocracia, corrupción, transparencia. Económico, trata sobre las fuentes de financiamiento para los proyectos, salarios, costo de maquinaria, uso del suelo, etc. Ambiental, comprende normas, regulaciones, licencias, permisos de protección ambiental. Social, se ocupa de los conocimientos ancestrales, cultura, tradiciones, historia de los habitantes del lugar.
El entorno de por sí es cambiante y ese cambio influye en la de vida de los proyectos. Ejemplarizando: la falta de presupuesto puede modificar el tamaño y la forma de un puente; el plazo de entrega de un mercado municipal cambia a conveniencia del político; una nueva norma ambiental obliga a suspender las actividades mineras; una vivienda campesina donada por el Estado se convierte en granero o criadero de pollos cuando los beneficiarios no la encuentran funcional. Conocer y entender el entorno le da al director de proyectos la habilidad para moverse en aguas turbulentas, atravesar estructuras rígidas y ser escuchado, tomar precauciones, ser certero en sus decisiones y en su justo momento; además le permite encontrar los verdaderos involucrados y lidiar con ellos; solo así el director alcanzará el éxito de un proyecto.
Servio Burneo Valarezo
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