Hoy mi opinión representa figuradamente un informe de laboratorio luego de utilizar mi microscopio de naturaleza social y emplear la técnica de la observación sobre una muestra recogida al azar para describir al ciudadano propagador.
Ausencia de miedo: Normalizó los riesgos del Covid 19 y separó de su realidad social las consecuencias de este virus para sí. Esta característica desaparecerá solo a la hora de experimentar la invasión del virus en su cuerpo o de algún familiar.
Exceso de confianza: Jamás dudó del ciudadano de tenía al lado al momento de participar en alguna reunión social porque prescindió del uso de la mascarilla y anuló el distanciamiento social. Su participación fue el resultado de no sospechar y menos temer a la exposición con cualquier persona, de quien no supo si fue acatador de las medidas de bioseguridad.
Falta de conciencia social: Olvidó que vive en comunidad y que sus actuaciones repercuten en su vínculo familiar o social. No midió los riesgos para sus allegados vulnerables ante un posible contagio. Esta clase de ciudadano no comprende las reglas para el bienestar social porque se limita a pensar desde su individualidad.
Esta descripción del ciudadano propagador, que fácilmente se lo puede identificar, busca concientizar a la colectividad e invita a pensar en comunidad porque somos responsables de los demás y principalmente de nuestra esfera más íntima, la familia.