El cambio empieza por uno

No puedes exigir una mejor democracia si en tu casa o lugar de trabajo no puedes escuchar la posición contraria, corregirte y corregir. No puedes exigir mejor políticos si en lo que te corresponde no eres mejor ciudadano. No puedes exigir un mejor país si exiges resultados inmediatos pero hasta sentar las bases de una relación toma tiempo. No puedes exigir diálogo, consenso, debate de ideas si lo primero que escoges cuando puedes es el rumor y el morbo que entretiene. No puedes exigir construir país si el país que dices construir solo tiene el color de tu organización, el pensamiento de quienes piensan como tú, y las intenciones de quienes te votan. No puedes exigir que no haya corrupción arriba con quien tiene el poder si normalizas el saltarte la fila o usar un tramitador cuando tienes la oportunidad.

No puedes exigir que arriba sí cumplan lo que prometen si no lees los planes de trabajo. No puedes exigir que tu candidato no sea corrupto o corruptible si cuando hace campaña esperas que te dé un regalo, una camiseta o una dádiva cualquiera. No puedes exigir que tu representante no sea corrupto si haces campaña por alguien esperando sacar un beneficio, un contrato o un «puestito». No puedes exigir que arriba todo mundo trabaje en sus puestos si tú cuando tienes la oportunidad te haces el enfermo, sacas un certificado falso para no trabajar y no cumplir tu responsabilidad y devengar tu sueldo. No puedes esperar que arriba no copien leyes si en la escuela, el colegio o la universidad tú copiaste o permitiste que alguien copie en una tarea.

¿El cambio se puede dar solo con uno? No, pero puede empezar por uno, para luego construir una oleada, un movimiento de gente pequeña que no sólo exija arriba, sino que empiece a dar ejemplo desde uno acá abajo.