La pandemia ha profundizado dramáticamente la problemática económica ya existente en el Ecuador. Según los últimos datos del FMI, la caída del crecimiento económico será del -11% aprox. siendo solo superada por Venezuela y Perú. Así mismo, la tasa de desempleo durante la pandemia según la encuesta Enemdu telefónica de mayo-junio 2020 fue de 13,3%, además de un empleo adecuado de 16,7% y un subempleo de 34,5%. Por otro lado, el déficit de la economía nacional llegó a los 12 mil millones de dólares. El mismo que se financió en parte con un crédito de 6500 millones de dólares por parte del FMI, tomando en cuenta que 4000 se harán efectivos este año y el restante entre el 2021 y el 2022.
Es así que, el Ecuador presenta desafíos estructurales de cara a los años venideros. Uno de ellos es la deuda externa, otro el manejo de las metas determinadas por el FMI que están como base para el crédito recibido, referentes a la disminución de la inversión pública, el ajuste de la masa laboral y una posible intervención tributaria. A estos retos de corto plazo, deberíamos sumar los de largo plazo, como por ejemplo el conocer qué modelo se va a adoptar los próximos 5 años para que el país aproveche el aparente alivio que tendrá en sus presupuestos, referente al pago de deuda hasta el 2025.
Este escenario pone de manifiesto la grave situación en la que este país se encuentra, y en un contexto dolarizado cabe notoriamente la reflexión acerca de qué medidas se van a tomar por parte del nuevo gobierno para asumir y resolver el escenario complejo que poseemos. Allí el llamado a ti como ciudadano para escuchar propuestas tangibles al respecto y evadir la demagogia y la fantasía.